El 2 de febrero, la Iglesia Católica celebra la Fiesta de la Candelaria, también conocida como la Presentación del Señor o la Purificación de la Virgen María. Esta festividad conmemora el momento en que María y José llevaron al niño Jesús al templo de Jerusalén, cumpliendo con la Ley de Moisés. Durante este acto, el anciano Simeón reconoció a Jesús como “luz para iluminar a las naciones” (Lc 2, 32), motivo por el cual se introdujo la tradición de bendecir velas en esta fecha.
En México, esta celebración está estrechamente vinculada con el Día de Reyes y la tradición de los tamales, creando un momento especial de unión familiar y comunitaria.
Orígenes bíblicos y significado de la festividad
Según el Evangelio de San Lucas (Lc 2, 22-40), la Sagrada Familia acudió al templo para cumplir dos rituales prescritos por la ley judía: la presentación del primogénito y la purificación de la madre después del parto. Durante esta visita, el anciano Simeón, inspirado por el Espíritu Santo, reconoció a Jesús como el Mesías prometido. Simeón pronunció las palabras conocidas como el Cántico de Simeón, donde declara que Jesús es la “luz” para las naciones.
Este pasaje es el fundamento de la tradición de encender y bendecir velas en la Fiesta de la Candelaria, como símbolo de la luz de Cristo que ilumina al mundo. La palabra “Candelaria” proviene de “candela”, que significa vela.
La tradición en México: los tamales y el Niño Dios
En México, la Fiesta de la Candelaria está estrechamente relacionada con la celebración del Día de Reyes el 6 de enero. Durante esa festividad, las familias comparten la Rosca de Reyes, dentro de la cual se ocultan figuras del Niño Jesús. Aquellas personas que encuentran una de estas figuras en su porción de rosca se convierten en los “padrinos” del Niño Dios y se comprometen a organizar una celebración el 2 de febrero.
La tradición dicta que los padrinos deben vestir una imagen del Niño Jesús y llevarlo a la iglesia para ser bendecido. Posteriormente, se realiza una comida familiar donde se ofrecen tamales y atole como muestra de agradecimiento y convivencia. Este ritual combina elementos religiosos y culturales, fortaleciendo los lazos familiares y comunitarios.
Costumbres religiosas y bendición de las velas
La liturgia de la Fiesta de la Candelaria incluye la bendición de velas al inicio de la misa, un rito que simboliza a Cristo como la luz que guía a los creyentes. Los fieles llevan sus velas a la iglesia para que sean bendecidas, y muchas de estas velas se conservan en los hogares durante todo el año, utilizándose en momentos de oración o necesidad.
En algunas parroquias, se organizan procesiones en las que los fieles llevan imágenes del Niño Jesús decoradas con ropajes especiales. Estas imágenes, que varían en diseño y estilo según la región, representan la devoción y el amor de las familias hacia el Salvador.
Significado espiritual de la Candelaria
La Fiesta de la Candelaria es una oportunidad para reflexionar sobre el papel de Jesús como luz del mundo. Nos invita a renovar nuestra fe y a comprometernos a llevar esa luz a los demás a través de nuestras acciones. También es un momento para agradecer a Dios por las bendiciones recibidas y para pedir su guía en el camino de la vida.
María, como madre y modelo de fe, nos enseña en esta festividad la importancia de la obediencia a la voluntad de Dios y de la humildad en el servicio a los demás. Su ejemplo nos inspira a confiar en los planes divinos, incluso cuando no los comprendemos plenamente.
Celebraciones locales
En diversas regiones de México, especialmente en lugares como Tlacotalpan, Veracruz, la Fiesta de la Candelaria es una de las festividades más importantes del año. En esta localidad, se organizan grandes procesiones, ferias y eventos culturales en honor a la Virgen de la Candelaria, patrona del lugar. Las festividades incluyen música, danzas tradicionales y actividades religiosas que atraen a miles de visitantes.
Estas celebraciones reflejan la riqueza del patrimonio cultural y religioso de México, donde la fe se expresa a través de manifestaciones artísticas y comunitarias.
Reflexión final
La Fiesta de la Candelaria es un momento de luz, esperanza y renovación espiritual. Nos recuerda que estamos llamados a ser portadores de la luz de Cristo en el mundo, llevando su amor y su mensaje a quienes nos rodean. También es una oportunidad para fortalecer los lazos familiares y comunitarios, compartiendo tradiciones que nos conectan con nuestra fe y nuestra identidad cultural.
En este 2 de febrero, celebremos con gratitud y alegría, llevando a la bendición nuestras velas y a nuestras familias al encuentro con el Señor. Que la luz de Cristo ilumine siempre nuestros caminos.